Si bien nuestra Obra ofrece a todas aquellas personas
necesitadas de ayuda en cualquier campo de la vida diaria, un
servicio mediante el cual Ángeles de Servicio son asignados a
cada caso para su ayuda y posible solución, a más de servicios
especiales para difuntos y muchas otras actividades angélicas,
no radica ahí el centro focal de nuestra práctica y enseñanza
de evolución espiritual. Los Ángeles de Servicio realizan una
magnífica labor de ayuda al ser humano, bien cierto es, sin
embargo, no pueden ofrecer asistencia en cuanto a nuestro
ascenso espiritual.
A través de todas nuestras encarnaciones, nuestro verdadero
Ángel Guardián, al cual llámanos Ángel Solar, se encuentra
siempre con nosotros. Él es nuestro fiel amigo, maestro, guía
y eterno acompañante. En nuestro interior, habitan dos
Ángeles, cada uno con una función bien definida y específica.
Uno es nuestro Egregor, ángel o ser energético que se ocupa de
la preservación del cuerpo fisico, los instintos, y parte del
karma negativo que traemos al nacer (raza, nacionalidad,
familia, etc). El otro, al cual llamaremos Ángel de la
Presencia, cohabita en nuestro interior con el Egregor y se
ocupa de mantener el vínculo con nuestro Ángel Solar,
ayudarnos en nuestro ascenso espiritual y beneficiarnos con
los logros de nuestro buen karma.
Siendo que el vínculo que nos une a nuestro Angel Solar es el
Angel de la Presencia, ¡sería entonces este Ángel el camino
más seguro y rápido para lograr nuestro propósito espiritual.
No pueden fallar las leyes que nos rigen y una de ellas indica
que: "de dos energías que se ponen en relación, la de superior
rango determina y atrae hacia arriba a la de inferior
vibración". Siendo esto asi, el impulso energético del Angel
de la Presencia nos llevará aceleradamente hacia la meta.
Este es el sendero de iluminación que siguieron los grandes
patriarcas de la antigüedad y muchos después de ellos. Este es
el Sendero de Enoch, un sendero eminentemente Angélico y es
también la primera de las 70 Ordenes que forman la “Suprema
Orden de Melquisedec” y la Escuela Iniciática más antigua dada
a la humanidad.
Si bien nuestra Obra ofrece a todas aquellas personas necesitadas de ayuda en cualquier campo de la vida diaria, un servicio mediante el cual Ángeles de Servicio son asignados a cada caso para su ayuda y posible solución, a más de servicios especiales para difuntos y muchas otras actividades angélicas, no radica ahí el centro focal de nuestra práctica y enseñanza de evolución espiritual. Los Ángeles de Servicio realizan una magnífica labor de ayuda al ser humano, bien cierto es, sin embargo, no pueden ofrecer asistencia en cuanto a nuestro ascenso espiritual.
A través de todas nuestras encarnaciones, nuestro verdadero Ángel Guardián, al cual llámanos Ángel Solar, se encuentra siempre con nosotros. Él es nuestro fiel amigo, maestro, guía y eterno acompañante. En nuestro interior, habitan dos Ángeles, cada uno con una función bien definida y específica. Uno es nuestro Egregor, ángel o ser energético que se ocupa de la preservación del cuerpo fisico, los instintos, y parte del karma negativo que traemos al nacer (raza, nacionalidad, familia, etc). El otro, al cual llamaremos Ángel de la Presencia, cohabita en nuestro interior con el Egregor y se ocupa de mantener el vínculo con nuestro Ángel Solar, ayudarnos en nuestro ascenso espiritual y beneficiarnos con los logros de nuestro buen karma.
Siendo que el vínculo que nos une a nuestro Angel Solar es el Angel de la Presencia, ¡sería entonces este Ángel el camino más seguro y rápido para lograr nuestro propósito espiritual. No pueden fallar las leyes que nos rigen y una de ellas indica que: "de dos energías que se ponen en relación, la de superior rango determina y atrae hacia arriba a la de inferior vibración". Siendo esto asi, el impulso energético del Angel de la Presencia nos llevará aceleradamente hacia la meta.
Este es el sendero de iluminación que siguieron los grandes patriarcas de la antigüedad y muchos después de ellos. Este es el Sendero de Enoch, un sendero eminentemente Angélico y es también la primera de las 70 Ordenes que forman la “Suprema Orden de Melquisedec” y la Escuela Iniciática más antigua dada a la humanidad.